La deformidad suele ser la característica principal del pie cavo. A menudo hay antecedentes familiares de la enfermedad. El paciente puede quejarse de dolor en las cabezas de los metatarsianos o en los dedos de los pies, donde la presión del zapato es mayor. Pueden formarse callosidades en estas zonas. Puede haber un aumento del ángulo entre el primer metatarsiano y el tarso, y puede haber una deformidad en varo del talón.
Al principio la deformidad es móvil, más tarde se vuelve fija: los movimientos subastragales disminuyen o desaparecen.
Esta afección puede estar asociada a la atrofia muscular peroneal y a la ataxia de Friedreich, y estas afecciones deben excluirse como factores etiológicos.
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