El prolapso discal lumbar se produce por la herniación de material discal blando del núcleo pulposo a través de un desgarro del ligamento anular. Suele producirse lateralmente, pero puede ser central y comprimir la cauda equina. Es más habitual en personas jóvenes y en buena forma física, de 20 a 30 años de edad, tras un esfuerzo o levantamiento incómodo. En las personas mayores, la hernia es menos probable, ya que el grosor del disco intervertebral ha disminuido por la desecación del núcleo pulposo.
La degeneración de las vértebras en las personas de mediana edad provoca la hipertrofia de las articulaciones facetarias -entre las facetas articulares superiores e inferiores- y predispone a la compresión de la raíz nerviosa al salir del conducto raquídeo a través del canal intervertebral. La patología primaria puede ser la producción de sustancia P y plasmina en el disco degenerado.
Un canal espinal congénitamente estrecho aumenta la susceptibilidad de una lesión al proporcionar menos espacio para la invasión de material discal o la formación osteofítica de hueso nuevo.
Las hernias discales laterales suelen comprimir la raíz nerviosa que sale a través del agujero por debajo del nivel afectado.
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