El tendón de Aquiles es el tendón más fuerte del cuerpo y puede soportar cargas de hasta 400 kg antes de romperse.
La mayoría de los desgarros se producen a unos 3-5 cm por encima de la inserción del tendón de Aquiles, lo que corresponde a una zona de relativa hipovascularidad. Se cree que la escasa perfusión predispone al tendón a la rotura, ya que desde una fase temprana se observan hematomas intercalados entre las fibras desgarradas.
La adecuación del riego sanguíneo al tendón disminuye con la edad y muy probablemente explica la relativa desproporción de esta lesión en los deportistas de mediana edad.
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