La urografía intravenosa, o UIV, era hasta ahora una de las investigaciones más realizadas en urología. Su uso principal es demostrar la anatomía del tracto urinario.
Se administra un medio de contraste yodado por inyección intravenosa. Se prefieren los medios no iónicos, ya que son menos peligrosos que los antiguos medios iónicos.
Se toma una serie de radiografías abdominales en el momento de la inyección, a intervalos medidos posteriormente y después de que el paciente haya evacuado. A medida que se excreta el contraste, el parénquima renal, la pelvis renal, los uréteres y la vejiga se perfilan en orden. La película posmiccional permite evaluar el volumen residual.
En caso de obstrucción del tracto superior o de opacificación lenta del sistema colector, puede ser necesario retrasar la toma de imágenes. Las películas pueden tomarse 1, 2, 4, 8, 16 horas, etc. después de la inyección inicial de contraste.
Puede administrarse frusemida para evaluar el aclaramiento en casos de obstrucción equívoca de la unión pelvi-ureteral.
Una evaluación aproximada de la función renal se obtiene de la velocidad a la que se excreta el contraste.
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