En pacientes con insuficiencia renal crónica sometidos a hemodiálisis, la toxicidad del aluminio puede contribuir a los cambios esqueléticos observados. El aluminio se acumula en el hueso en la interfase entre el hueso mineralizado y el osteoide, el frente de mineralización. Puede suprimir la actividad de los osteoblastos y acumularse en la glándula paratiroides, donde puede suprimir la secreción de PTH.
Las principales fuentes de aluminio son el agua del grifo utilizada para preparar la solución de dializado y los antiácidos que contienen aluminio y fijan el fosfato utilizados para tratar el hiperparatiroidismo secundario urémico. Afortunadamente, la reducción del contenido de aluminio del agua del grifo ha permitido reducir esta complicación.
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