La urodinámica del tracto superior se utiliza principalmente en el diagnóstico de la obstrucción del tracto superior.
Los estudios de perfusión anterógrada evalúan la caída de presión entre la pelvis renal y la vejiga. En la prueba de Whitaker, el riñón se perfunde con líquido a una velocidad constante de 10 ml/min mediante una aguja insertada percutáneamente en la pelvis renal. Un canal de brazo lateral mide la presión intrapélvica. La presión intravesical se mide mediante una sonda uretral.
En el riñón no obstruido, la caída de presión debe ser inferior a 15 cm de agua. Los valores superiores a 22 cm de agua indican obstrucción. Los valores intermedios son equívocos.
Utilizando la vía de nefrostomía, también pueden realizarse estudios de contraste anterógrado para obtener información anatómica.
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