Tras la derivación, el otorrinolaringólogo realizará una anamnesis del sueño en la que hará referencia a los síntomas que presenta el paciente y llevará a cabo una exploración completa de oídos, nariz y garganta, con una evaluación auditiva si está indicada.
Aunque en la mayoría de los casos el diagnóstico se basa únicamente en la clínica, algunos pacientes pueden necesitar pruebas adicionales (1,2).
Las investigaciones que se realizan en la atención secundaria incluyen
- pulsioximetría nocturna
- puede realizarse en el domicilio utilizando un equipo portátil de pulsioximetría
- la frecuencia cardiaca y la saturación de oxígeno se monitorizan durante la noche
- tiene un alto valor predictivo positivo (97%) para el diagnóstico de la apnea obstructiva del sueño, pero el valor predictivo negativo es bajo (53%) (ya que no todas las apneas provocan un descenso de las saturaciones)
- polisomnografía (estudio del sueño)
- actualmente es el método de investigación óptimo para la AOS pediátrica
- mide las apneas y las hipopneas, que a menudo se combinan y se utilizan como índice de apnea-hipoapnea (IAH) (el número total de apneas e hipopneas por hora de sueño) para determinar la gravedad del trastorno.
- también se incluyen mediciones de electroencefalografía, electrooculografía o electromiografía
El grupo de trabajo del Real Colegio de Pediatría y Salud Infantil del Reino Unido afirma que la oximetría es útil como herramienta de cribado, mientras que la polisomnografía es necesaria para diferenciar de forma fiable el ronquido primario de la apnea obstructiva del sueño.
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