La evolución del paciente se controla comprobando regularmente la tensión arterial, el pulso, los ruidos cardíacos, los ruidos torácicos y la diuresis.
Comprobar la urea y los electrolitos, el ECG y el peso cada día, con radiografías regulares del tórax. Restringir los líquidos.
Si el paciente mejora, cambiar a frusemida oral.
Referencia
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