El manejo se basa en la gravedad de la asfixia. Es necesaria la reanimación completa, y sólo debe retirarse cuando la gasometría sea normal.
La ventilación debe considerarse apropiada, es decir, en la encefalopatía hipóxica isquémica más grave, cuando hay enfermedad pulmonar más grave, apnea o mala gasometría.
La acidosis debe corregirse con ventilación o con reposición de volumen según esté indicado.
Las convulsiones pueden tratarse con fenobarbitona, utilizando fármacos de segunda línea si no se controlan los ataques.
Debe medirse la coagulación y corregir las anomalías con plasma fresco congelado o plaquetas.
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