Las fibras para la vibración y la propiocepción viajan por las columnas posteriores y se dirigen al núcleo gracilis y al núcleo cuneatus antes de decusarse en la médula.
Se pueden probar varias modalidades:
- Pruebas de vibración: se utiliza un diapasón de 128 Hz en lugar del diapasón de 256 Hz que se utiliza para las pruebas de audición. Se pide al paciente que cierre los ojos y, a continuación, se coloca el diapasón vibrante sobre una superficie ósea, por ejemplo, el cúbito de la muñeca, y el examinador detiene las vibraciones del diapasón tocándolo. El paciente debe ser capaz de identificar cuándo el diapasón ha dejado de vibrar.
- Propiocepción: se examina una articulación interfalángica distal. El examinador agarra la falange distal y la mueve ligeramente hacia arriba y hacia abajo, indicando al paciente los movimientos que está realizando. A continuación, se pide al paciente que cierre los ojos. A continuación, se realizan movimientos similares de la falange distal y cada vez se le pide al paciente que diga si la falange va "hacia arriba" o "hacia abajo". Si hay una anomalía, se procede a probar la siguiente articulación proximal a la falange, por ejemplo, la muñeca en el brazo.
- Tacto leve: algunas fibras del tacto leve viajan por las columnas posteriores (ipsilaterales) y otras por el tracto espinotalámico anterior (contralaterales). Por lo tanto, esta prueba es la que aporta menos información discriminatoria. El tacto ligero se evalúa utilizando un algodón con el que el examinador toca suavemente (no acaricia) la piel de cada dermatoma. El paciente cierra los ojos y se le pide que diga "sí" cuando siente el contacto del algodón.