La lente intraocular puede insertarse en el momento de la extracción del cristalino o como procedimiento secundario. Las lentes de implante rígidas son de metacrilato. Las lentes plegables de silicona o acrílico permiten conservar las ventajas de una herida pequeña. El tamaño de la imagen es prácticamente normal; la vista puede recuperarse antes tras la operación; y no hay problemas con la limpieza y extracción diarias. Pueden utilizarse tres tipos de implante
La principal dificultad es calcular la potencia de la lente necesaria. Esto se evalúa en el preoperatorio a partir de las mediciones de la longitud axial del ojo -mediante ultrasonografía- y la curvatura de la córnea. El cálculo es una estimación y puede ser necesaria una corrección posterior.
La principal desventaja de la lente intraocular es el riesgo de dañar el endotelio corneal y provocar un edema del estroma corneal (queratopatía bullosa). Este riesgo es especialmente elevado en las lentes de cámara anterior, por lo que suelen reservarse para pacientes sometidos a cirugía intracapsular o cuando la cápsula posterior se ha roto inadvertidamente durante una cirugía extracapsular.
La incidencia de queratopatía bullosa es menor con las lentes de cámara posterior. Sin embargo, pueden provocar la opacificación de la cápsula posterior del cristalino retenida. Además, pueden impedir que la pupila se dilate ampliamente, por lo que están contraindicadas en pacientes con enfermedades retinianas, por ejemplo, antecedentes de desprendimiento de retina, diabetes con retinopatía (1).
Notas:
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