El objetivo del tratamiento es el alivio de los síntomas de la presión intracraneal elevada y la prevención del daño progresivo del nervio óptico. (1,2)
Si el paciente es obeso, es aconsejable reducir el peso.
La presión intracraneal puede controlarse mediante punciones lumbares seriadas.
Los fármacos que pueden dar buenos resultados son la acetazolamida (inhibidor de la anhidrasa carbónica), los diuréticos tiazídicos, el topiramato y los corticosteroides.
Debe considerarse la cirugía si fracasan todas las demás intervenciones. Derivación lumboperitoneal para aliviar la presión del LCR y descompresión del nervio óptico si persisten los oscurecimientos visuales a pesar del tratamiento.
Referencias
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