Una característica importante para discriminar clínicamente el nivel de obstrucción gastrointestinal es el vómito. Cuanto más proximal es la obstrucción, antes se producen los vómitos. Esto ocurrirá aunque no se ingieran alimentos ni líquidos, ya que las secreciones -saliva y gastrointestinales- siguen produciéndose y entrando en el estómago.
Además, el contenido del vómito proporciona pistas sobre el nivel de obstrucción. Si el vómito contiene alimentos semidigeridos ingeridos uno o dos días antes, es indicativo de obstrucción del flujo gástrico, especialmente si no hay bilis. Si hay vómitos copiosos de líquido teñido de bilis, esto sugiere una obstrucción del intestino delgado superior. Los vómitos feculentos, más espesos y malolientes, sugieren una obstrucción más distal.
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