Tras la escisión de la hernia femoral, es vital reparar el canal. Esto se consigue mediante la aposición de los ligamentos pectíneo e inguinal utilizando una sutura en forma de ocho. Se utiliza un punto de prolene o nailon de 3/0. El principal problema de la colocación de la sutura es que, si es demasiado lateral, comprimirá la vena femoral y obstruirá el flujo venoso. Si es demasiado medial, habrá tendencia a la recidiva herniaria en el espacio medial a la vena. Conviene desplazar lateralmente la vena con un retractor para encontrar la posición más adecuada para colocar el punto. Al apretar el punto, el ligamento inguinal se adhiere a la línea pectínea.
Algunas autoridades recomiendan reforzar la reparación con un parche de fascia pectínea que se levanta del músculo por tres lados, pero que sigue unido por su margen superior. Se pliega superiormente sobre el lugar de la reparación y se sutura en su sitio con un punto continuo no reabsorbible como el prolene.
El tejido subcutáneo puede cerrarse con puntos absorbibles interrumpidos para cerrar cualquier espacio muerto. El cierre de la piel es una cuestión de preferencia personal; algunos autores prefieren el esparadrapo a la sutura para reducir el riesgo infeccioso.
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