Se ha demostrado que la globulina antitimocítica (ATG) y la globulina antilinfocitaria (ALC) prolongan la supervivencia en el 40-70% de los pacientes. Pueden utilizarse solas o junto con andrógenos, dosis altas de corticosteroides o células de médula ósea haploidénticas.
La fuente, la dosis y la duración óptimas aún no se han determinado. La recuperación hematológica es lenta y puede requerir apoyo transfusional. Los recuentos sanguíneos suelen permanecer invariables durante 1-3 meses tras el inicio del tratamiento.
En la mayoría de los pacientes se producen efectos secundarios significativos, como fiebre, escalofríos, erupciones cutáneas (eritematosas y urticariales), hipertensión y empeoramiento temporal de la trombocitopenia. Puede producirse anafilaxia. Los antihistamínicos pueden reducir los efectos secundarios. La enfermedad del suero aparece entre 6 y 18 días después del inicio del tratamiento en el 75% de los pacientes y puede controlarse con prednisolona. Alrededor del 15% de los pacientes recaen a los 2 años del tratamiento, pero a menudo responden a un segundo ciclo.
Los pacientes que reciben ATG en los 6 meses siguientes al diagnóstico tienen más probabilidades de responder que aquellos con aplasia prolongada. No existen otros factores predictivos.
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