Tratada correctamente, la mortalidad materna asociada al desprendimiento prematuro de placenta es mínima. Con el advenimiento del transporte médico rápido de emergencia, la incidencia de hemorragia placentaria mortal para el feto puede ser tan baja como 1 de cada 850. Sin embargo, la mejora de los cuidados prenatales y posparto ha hecho que, en términos relativos, el desprendimiento se haya convertido en una causa más importante de mortinatos en comparación con otros trastornos del embarazo.
La tasa de recurrencia de la abrupción fetal es de hasta 1 de cada 10 casos. Por lo tanto, los embarazos posteriores tienen riesgo de separación en cualquier momento y deben tratarse como de alto riesgo.
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