La idea de utilizar una ventosa para extraer la cabeza del feto fue introducida por Younge en 1706. El aspirador moderno fue inventado por Malmstrom en 1954.
En la Europa continental la ventosa es la intervención de elección, sin embargo en el Reino Unido y EE.UU. se prefieren los fórceps.
Cuando existen diferentes tamaños de ventosa, se utiliza la más grande en función de la dilatación del cuello uterino.
La única fuerza que puede aplicarse es la tensión, no la torsión, por lo que el operador se basa en la forma del canal del parto para girar al bebé. La cantidad de tensión está limitada por la calidad de la ventosa; es relativamente difícil dañar al bebé tirando en exceso.
La cabeza del bebé queda con un "moño", un caput succedaneum iatrogénico. Puede tardar en resolverse desde 2 horas hasta 2 semanas. El moño se asocia a una mayor incidencia de ictericia neonatal.
La ventaja de esta técnica es que daña menos los tejidos vaginales maternos.
Esto NO debe considerarse como un manual para realizar un parto con ventosa, sino como un breve resumen de cómo/por qué se pueden realizar estos partos.
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