La incompetencia cervical es congénita en hasta el 30% de las mujeres cuyo útero presenta una anomalía congénita del fondo uterino o puede ser consecuencia de la exposición al dietilestilboestrol en el útero.
Sin embargo, la gran mayoría de los casos son adquiridos, con mayor frecuencia como consecuencia de un traumatismo. Por ejemplo:
En raras ocasiones, la incompetencia puede atribuirse a la actividad hormonal en el embarazo - el cuello uterino normal no embarazado puede volverse incompetente a medida que la actividad hormonal provoca relajación; a una elevada actividad colagenolítica que produce un cuello uterino débil y distensible; o a una baja relación colágeno-músculo - el exceso de músculo compromete la acción del esfínter.
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