Se presenta como una mancha roja brillante bajo la conjuntiva tras la rotura de un pequeño vaso conjuntival. Puede surgir espontáneamente, tras un traumatismo leve o como resultado de una congestión local debida a la tos o los estornudos. En los traumatismos craneoencefálicos, la sangre procedente de una fractura en la base del cráneo puede atravesar el suelo de la órbita y llegar al espacio subconjuntival. Esta afección suele ser unilateral. Las hemorragias subconjuntivales recurrentes o bilaterales sugieren hipertensión o discrasias sanguíneas.
Las marcas vasculares conjuntivales pueden estar oscurecidas. No existe un margen definible si es secundaria a un traumatismo, ya que la hemorragia se extiende hacia atrás en la órbita. No hay secreción. Por lo general, la afección es indolora y no suele afectar a la visión.
No requiere tratamiento local. La sangre se absorbe gradualmente, pasando del rojo brillante al amarillo en 14 días.
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