Los cigarrillos encendidos, la grasa caliente y el fuego son fuentes habituales de lesiones térmicas. Los daños en la conjuntiva y la córnea suelen manifestarse como marcas blancas debidas a la coagulación del epitelio. Los párpados suelen verse afectados en las lesiones más graves.
Las quemaduras leves se tratan mediante la instilación de una pomada antibiótica y un agente ciclopléjico con posterior colocación de un parche en el ojo. En las quemaduras más graves, el tratamiento se orienta hacia la protección de la córnea.
Las lesiones más graves pueden requerir la reconstrucción de los párpados (véase el menú principal).
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