Los mejores resultados requieren la erradicación completa del tumor primario mediante cirugía radical combinada con quimioterapia.
Lo ideal es que la amputación se extienda a través o por encima de la articulación proximal al tumor, incluyendo todo el músculo afectado, pero puede ser inaceptable. Una amputación más restringida o una escisión amplia con preservación de la extremidad sólo puede realizarse si el paciente es consciente de la mayor probabilidad de recidiva.
La quimioterapia se inicia antes de la operación, a un nivel agresivo que el paciente sea capaz de tolerar. La quimioterapia neoadyuvante suele consistir en una combinación de dosis altas de metotrexato con rescate de folinato cálcico, doxorrubicina y cisplatino, más ifosfamida o una combinación de dosis altas de ifosfamida y etopósido. Su eficacia se reevalúa después de la cirugía y pueden sustituirse por otros agentes.
La radioterapia se limita a los tumores situados en zonas inoperables -por ejemplo, la pelvis o la mandíbula- y a aquellos en los que la amputación es inaceptable.
Los secundarios pulmonares se resecan siempre que es posible. Los pacientes con metástasis pulmonares suelen evolucionar mejor que los pacientes con metástasis óseas, ya que las lesiones pulmonares suelen ser más fácilmente resecables. (1)
Referencias
1. Actualización sobre la supervivencia en el osteosarcoma - PubMed (nih.gov) (https://pubmed.ncbi.nlm.nih.gov/26614941/)
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