El uso excesivo de las articulaciones puede provocar dolores y derrames que, sorprendentemente, tardan en desaparecer. Por ejemplo, caminar mucho tiempo sin estar acostumbrado o incluso estar de pie, sobre todo en terrenos duros o irregulares, puede provocar a veces hematomas en el cartílago de la rodilla. Una pista sobre la causa es qué actividades o movimientos exacerban el dolor.
El tratamiento principal de la sobrecarga es el reposo y las bolsas de hielo, en función de la duración de las molestias. Pueden utilizarse analgésicos para el alivio sintomático, pero no es aconsejable utilizarlos, incluidos los AINE, para disimular el dolor, ya que el cartílago edematoso es más blando de lo normal y, por lo tanto, puede desgastarse más fácilmente. A veces puede ser útil entablillar la articulación, por ejemplo la muñeca.
Si el paciente vuelve con síntomas persistentes de una lesión que no se debe a otras causas, debe explicársele el posible largo periodo de tiempo que puede transcurrir (a menudo meses).
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