El estudio de una cadera irritable debe tratar tanto de excluir diagnósticos alternativos como de demostrar características confirmatorias.
Las pruebas hematológicas como el hemograma, el hematocrito, la VSG y la PCR suelen ser normales. Los frotis faríngeos y las muestras de orina a mitad del chorro raramente revelan una infección.
Las radiografías no demuestran bien los derrames y suelen ser normales.
La ecografía es el estudio más útil y puede detectar un derrame en el 95% de los casos. La cápsula anterior de la cadera está desplazada 2,5 mm de la cabeza femoral en una cadera normal, pero hasta 6 mm en una cadera irritable. Cualquier derrame debe aspirarse y cultivarse para excluir una artritis séptica. Sin embargo, el derrame no es demostrable en todos los casos de cadera irritable.
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