Los dispositivos varían en el tipo de armazón y el método de fijación utilizado. Los armazones para el miembro superior son más ligeros que los del miembro inferior. La mayoría permiten ajustar la longitud. Muchos permiten clavijas adicionales y la variación de su ángulo de entrada. Los que se utilizan para unir articulaciones pueden permitir la "dinamización", es decir, el movimiento sin pérdida de la posición de la fractura, mediante una rótula que puede desbloquearse opcionalmente durante el tratamiento. También se utilizan tornillos y alambres para transfijar el armazón al hueso.
Debe prestarse especial atención a la colocación de las clavijas y, antes de la operación, debe registrarse el estado neurovascular de la extremidad. La inserción percutánea de clavos se realiza normalmente en el fémur y la tibia, ya que se conocen bien los puntos de acceso para evitar los vasos y nervios principales. Sin embargo, se prefiere la colocación abierta de clavos en la extremidad superior, ya que no existe una seguridad anatómica comparable.
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