Las imágenes con radionúclidos pueden utilizarse para evaluar y monitorizar las metástasis óseas, en particular las del carcinoma prostático, pero también las de otras localizaciones, como los tumores renales y de vejiga.
El radioisótopo más utilizado es el tecnecio 99m marcado con difosfonato de metileno. Las zonas de mayor captación denotan zonas de mayor actividad osteoblástica.
Las áreas múltiples y bien circunscritas de actividad aumentada sugieren metástasis. Las zonas aisladas pueden aparecer por otros motivos, por ejemplo, una fractura reciente. Para llegar a una conclusión es necesario obtener más información de la historia clínica del paciente o de otros estudios, como radiografías simples o resonancias magnéticas.
Hay que tener en cuenta que, aunque la gammagrafía ósea suele ser una prueba muy sensible y a menudo tranquilizadora cuando es negativa, se producen falsos negativos. Esto ocurre sobre todo en el caso del mieloma, cuando las lesiones óseas líticas pueden no aparecer, a menos que también haya una fractura patológica.
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