La luxación congénita puede observarse antes de que el bebé empiece a andar. Una madre observadora puede notar asimetría -con un número diferente de pliegues cutáneos-, dificultad para ponerle el pañal debido a la limitación de la abducción, o que una de las caderas del bebé chasquea.
Cuando el bebé empieza a caminar, la asimetría se hace más evidente. Una luxación unilateral puede mostrar una diferencia en el nivel de los pliegues cutáneos entre las dos piernas: esto no es fiable. La pierna luxada parecerá más corta y puede estar rotada externamente.
Si la luxación es bilateral, la DDH puede ser difícil de detectar, ya que no hay asimetría. En su lugar, los signos son lordosis, marcha de pato y aumento de la separación perineal.
En el niño mayor, el test de Trendelenburg es positivo, la marcha es anormal y hay un balanceo excesivo de los hombros.
Referencia
- Sewell MD, Rosendahl K, Eastwood DM. Displasia del desarrollo de la cadera. BMJ. 2009 Nov 24;339
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