Radiográfica y estructuralmente no hay diferencia entre el hueso vivo y el muerto. Sin embargo, dado que el hueso muerto carece de riego sanguíneo, no se renueva y, tras repetidos esfuerzos, se colapsa.
Los cambios se producen en cuatro etapas concurrentes
Estadio I : la necrosis de la médula y la muerte celular se producen en las 24 horas siguientes al infarto. Sin embargo, puede no haber cambios en el aspecto macroscópico durante semanas o incluso meses.
Estadio II : Al cabo de unos días o semanas, el hueso vivo que rodea la zona de hueso muerto muestra una reacción vascular, y se deposita hueso nuevo sobre las trabéculas de hueso muerto. Se produce un aumento de la densidad ósea que es visible en las radiografías. El hueso recién depositado se ha colocado sobre una estructura frágil y, a pesar del aumento de la masa ósea, empiezan a aparecer pequeñas fracturas en el lugar de la osteonecrosis.
Estadio III : La degeneración de la arquitectura ósea se hace más grosera y el contorno del hueso se distorsiona.
Estadio IV : Se produce la destrucción articular como consecuencia de la grave distorsión de la superficie ósea.
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