La artrodesis es el proceso de fusión quirúrgica de una articulación, normalmente de forma irreversible. Se consigue retirando las superficies articulares de ambas articulaciones y sujetando después los extremos óseos, como en una fractura. Puede utilizarse fijación interna o externa. Las articulaciones más grandes pueden requerir algún injerto óseo para favorecer la unión.
La artrodesis está indicada para una articulación dolorosa, dañada o inestable, en la que la pérdida de movimiento no produce por sí misma una inmovilidad inaceptable. Suele utilizarse en la columna vertebral, el tarso, la muñeca y las articulaciones interfalángicas. Se aconseja menos en articulaciones como el hombro o la rodilla.
La artrodesis de cadera es más controvertida: hay pérdida de movimiento en la cadera, pero el paciente joven suele ser capaz de compensarlo mediante la hipermovilidad de la columna lumbar y la rodilla.
La artrodesis no se aconseja cuando existe el riesgo de que otras articulaciones se vuelvan rígidas - por ejemplo, la cadera con una rodilla ya artrodesada en la misma extremidad; o si es muy probable que la segunda cadera se vuelva rígida.
Para facilitar la decisión en un caso difícil, se puede intentar inmovilizar la articulación afectada con yeso y ver qué es más preferible para el paciente: una articulación inmovilizada e indolora o una articulación móvil pero dolorosa.
La principal complicación del procedimiento es la no unión con una pseudoartrosis.
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