La inervación puede dividirse en inervación sensorial, autonómica y de los sentidos especiales.
El sentido especial está mediado por los nervios olfativos, de los que hay unos veinte. Las fibras pasan de los receptores en el epitelio olfativo en la parte superior del tabique nasal y la pared medial del cornete superior a través de la placa cribiforme del hueso etmoides hasta el bulbo olfatorio. Las neuronas de segundo orden se dirigen desde el bulbo al tracto olfativo y, finalmente, a los centros corticales de los giros dentado y semilunar.
La inervación sensorial se realiza a través de las ramas oftálmica y maxilar del nervio trigémino.
La inervación autonómica proporciona control secretomotor y vasomotor.
Las fibras simpáticas provocan vasoconstricción y reducen la secreción. Se originan en los cinco primeros segmentos de la médula espinal torácica y hacen sinapsis en el ganglio cervical superior. Las fibras postganglionares llegan a los lugares diana recorriendo los vasos sanguíneos.
Las fibras parasimpáticas provocan vasodilatación y aumentan la secreción. Se originan en el núcleo lagrimal y abandonan el tronco encefálico en el intermedius nervioso, parte del nervio facial. Se transmiten al ganglio pterigopalatino y entran en la cavidad nasal.
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