La mayoría de las neoplasias benignas de la pared torácica son condromas, generalmente en las costillas, menos en el esternón. Otros son los osteocondromas, los quistes óseos, la displasia fibrosa y el granuloma eosinofílico.
Algunos se presentan como una masa sensible, mientras que otros pueden mostrar pocos síntomas o signos. En la pared torácica, es muy difícil distinguir una neoplasia benigna de una maligna y, en general, se aconseja considerar la neoplasia como maligna hasta que se demuestre lo contrario. El tratamiento consiste entonces en la extirpación.
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