La cisaprida tiene una estructura similar a la metoclopramida. Se absorbe rápidamente, alcanza su concentración plasmática máxima en 2 horas y tiene una semivida de 10 horas.
Es propensa a un importante metabolismo hepático de primer paso, y menos de la mitad llega a la circulación sistémica. Por lo tanto, el daño hepático puede prolongar la semivida del fármaco.
Está muy ligado a las proteínas, aparece mínimamente en la leche materna y no atraviesa la barrera hematoencefálica.
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