Los fármacos antitiroideos se utilizan en el tratamiento de la tirotoxicosis. El compuesto más utilizado en el Reino Unido es el carbimazol, aunque a veces se emplea el propiltiouracilo.
Estos fármacos actúan inhibiendo la formación de hormonas tiroideas y, de hecho, la síntesis hormonal se reduce muy rápidamente. Sin embargo, la larga vida media de la tiroxina -unos 7 días- hace que los efectos clínicos del tratamiento no se observen hasta pasados entre 10 y 20 días.
El tratamiento médico está indicado en niños, durante el embarazo, en caso de hipertiroidismo leve con un bocio pequeño y en pacientes no aptos para la cirugía.
Los fármacos antitiroideos se utilizan de dos maneras:
- Los fármacos pueden administrarse a dosis máximas durante 18 meses junto con la sustitución de tiroxina. Los que utilizan este régimen argumentan que evita el infratratamiento o el sobretratamiento. En el caso del carbimazol, este régimen también aprovecha mejor la acción inmunosupresora del fármaco, que puede ser útil en el tratamiento de la enfermedad tiroidea inmunomediada.
- Alternativamente, la dosis del fármaco puede ajustarse a los niveles de TSH. De este modo, la dosis se reduce gradualmente a cero a lo largo de unos 18 meses. Aproximadamente la mitad de los pacientes recaen a los dos años de suspender el fármaco.
- Se alcanzan tasas similares de remisión a largo plazo con los dos regímenes.
Pueden utilizarse betabloqueantes para proporcionar un control sintomático rápido.
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