Los antiinflamatorios no esteroideos se utilizan como complemento de la analgesia con opiáceos, especialmente tras intervenciones quirúrgicas menores. En combinación, se reduce la cantidad de opioide necesaria para una analgesia satisfactoria.
Los AINE tienen la ventaja de que carecen de efectos secundarios similares a los opioides y de que no son fármacos controlados. Sin embargo, se desconocen las eficacias relativas de los miembros del grupo, y tienen sus propios efectos secundarios graves, como insuficiencia renal, hemorragia gastrointestinal o anafilaxia.
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