El fármaco talidomida se utilizó a principios de la década de 1960 como sedante durante el embarazo. Se retiró en 1962 cuando se demostró que la toma del fármaco durante los días 30 a 70 de gestación provocaba una deformidad macroscópica de las extremidades: la focomelia. Esta experiencia ha demostrado que los modelos animales y los ensayos en adultos son insuficientes para garantizar la ausencia de efectos teratogénicos.
Sin embargo, hay que ser prudente a la hora de atribuir casos aislados de deformidad a un medicamento tomado durante el embarazo.
De 1000 nacimientos habrá
Sólo en muy raras ocasiones pueden atribuirse estas malformaciones a los fármacos tomados durante el embarazo.
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