Los lactantes y los niños pequeños pueden ser especialmente difíciles de evaluar objetivamente. Los signos físicos localizables pueden ser mínimos o estar totalmente ausentes, por lo que es muy importante observar el comportamiento y el estado general del niño. Cuanto más pequeño sea el bebé, más bajo debe ser el umbral del médico de cabecera para solicitar una evaluación por parte de un pediatra.
Los síntomas y signos que se dan en los lactantes deben llevar a una evaluación rápida y cuidadosa y a considerar la necesidad de ingreso. Puede que estas características clínicas no tengan una importancia inmediata, pero los lactantes pueden deteriorarse rápidamente en un periodo de sólo unas horas. Aunque el bebé no parezca especialmente enfermo, ofrezca a los padres una revisión precoz.
Realice un examen completo de cualquier lactante enfermo con el niño completamente desvestido. De lo contrario, puede pasar desapercibida una otitis media, una hernia inguinal, una lesión no accidental o una erupción petequial. Debe considerarse la posibilidad de una infección urinaria en una enfermedad no diagnosticada, especialmente si es recurrente.
ref: N Lawrence et al, HB Emergencies in Gen Pract 2e, 1996
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