El consentimiento, escrito o verbal, debe obtenerse siempre en el momento de cada vacunación. Llevar a un niño a vacunar cuando se le invita implica consentimiento si no se expresa ninguna reserva.
Un menor de 16 años puede dar su consentimiento siempre que entienda perfectamente los beneficios y riesgos que conlleva, pero debe animársele a que, si es posible, haga partícipe de la decisión a uno de sus padres o tutores. Si un menor de 16 años que comprende perfectamente los beneficios y los riesgos de la vacunación desea rechazarla, debe respetarse su deseo.
Si no puede establecerse la aptitud y la idoneidad, debe aplazarse la inmunización.
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