Los hematomas cerebelosos de evolución lenta suelen estar asociados a la terapia con warfarina o a la hipertensión. El núcleo dentado es el más frecuentemente afectado y, con menor frecuencia, el vermis.
Por lo general, el paciente ya no puede caminar en línea recta, tiene cefalea occipital y puede presentarse en estado de inconsciencia. A menudo hay disartria, nistagmo, mareos y vómitos.
A veces se observan signos oculares como una parálisis de la mirada conjugada, una parálisis del nervio VI y una "desviación oblicua".
Un diagnóstico diferencial en niños con estos signos es un pequeño angioma cerebeloso.
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