Los híbridos de células somáticas se producen fusionando dos células somáticas que han crecido en cultivos celulares independientes. Por lo general, las células son humanas y murinas, y la fusión se consigue mediante un virus.
Tras la fusión, la nueva célula tiene temporalmente un complemento cromosómico doble que se reduce gradualmente por expulsión aleatoria de cromosomas murinos o humanos. Los cromosomas restantes pueden identificarse por morfología y tinción.
En cultivo, la célula híbrida puede analizarse para detectar la presencia de diversos productos génicos. La presencia, o deficiencia, de estos productos puede asociarse con la presencia, o ausencia, de un cromosoma concreto, localizando así la función en el lugar.
En la producción de animales transgénicos se utilizan principios similares.
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