En el recién nacido, tanto el aumento de la degradación eritrocitaria como la disminución de la función hepática pueden provocar ictericia fisiológica. Esta afección aparece a los dos o tres días de vida y empieza a desaparecer hacia el final de la primera semana.
La ictericia patológica es más grave y prolongada en los recién nacidos prematuros. Además, la conjugación puede verse limitada por la hipoglucemia y la hipoxia. Puede producirse un aumento de la absorción entérica de bilirrubina si el lactante tiene una obstrucción intestinal o un íleo.
La afección es asintomática en el neonato, pero puede alcanzar niveles tóxicos en el recién nacido prematuro.
El tratamiento depende del nivel de bilirrubina.
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