El régimen de tratamiento se ajusta para cada paciente en función de los niveles sanguíneos y los efectos secundarios. Debe evaluarse la función renal y tiroidea antes de iniciar la primera semana de tratamiento con carbonato de litio. Las dosis posteriores dependen de los niveles sanguíneos.
Como profilaxis, pueden mantenerse niveles sanguíneos de 0,4 a 0,8 mmol por litro durante meses o años, siempre que se realicen estimaciones periódicas de litio.
Los niveles de litio en sangre deben medirse semanalmente hasta que se alcance un estado estacionario. A partir de entonces, las estimaciones pueden ser menos frecuentes, por ejemplo de 6 a 12 veces por semana. La sangre para la estimación del litio debe extraerse 12 horas después de la última dosis.
La función tiroidea debe controlarse cada 6 meses.
Existe un preparado de liberación retardada (Priadel), aunque su farmacocinética es similar a la del carbonato de litio.
El litio se administra normalmente en dosis divididas (al menos dos veces al día) para reducir los niveles máximos en el filtrado glomerular.
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