Los daños cerebrales pueden provocar un cambio en el comportamiento que puede ser lo suficientemente grave como para justificar el diagnóstico de un trastorno de la personalidad.
Comúnmente el cuadro es de daño en el lóbulo frontal, incluyendo:
- desinhibición
- pérdida de las gracias sociales
- indiscreciones sexuales
- malos juicios
- disminución de la concentración y la atención
- falta de perspicacia
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