Los problemas sexuales pueden agruparse en dos categorías principales:
- Disfunción sexual: cuando falla la función fisiológicamente normal, por ejemplo, incapacidad para responder a la estimulación erótica con excitación, erección u orgasmo, o cuando el interés por el sexo disminuye o desaparece.
- Desviación sexual: cuando un comportamiento sexual viola las leyes o las normas sociales de un grupo social, por ejemplo, la pedofilia.
Ni la disfunción ni la desviación sexual indican enfermedad o patología, aunque en una pequeña proporción de casos puede ser así, por ejemplo la pérdida de respuesta sexual con la diabetes mellitus, o el exhibicionismo con la demencia.
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