La palpación de la cadera debe realizarse en la posición más cómoda para el paciente. Sin embargo, lo ideal es que en algún momento el paciente se ponga de pie para revelar la patología que sólo es evidente al soportar peso.
Como en cualquier palpación, el primer contacto debe ser suave pero firme para tranquilizar al paciente.
Debe prestarse especial atención a
- la temperatura de la piel
- las zonas sensibles
- crepitaciones en la cabeza del fémur - palpando por debajo del ligamento inguinal mientras se rota interna y externamente
- sensibilidad articular - presionando el trocánter mayor y mediante palpación profunda en la ingle
- sensibilidad sobre la tuberosidad isquiática: indicativa de desgarros de los isquiotibiales
- sensibilidad sobre el trocánter menor - indicativa de desgarros del ilio-psoas
Obsérvese que la articulación de la cadera suele estar demasiado profunda para evaluar el derrame o el engrosamiento sinovial. La palpación desempeña un papel importante en la evaluación del acortamiento aparente de la extremidad (véase el submenú).
Dentro del submenú, la palpación se ha dividido arbitrariamente en:
- palpación ósea
- palpación de partes blandas
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