Es la lesión benigna más frecuente del hueso.
Está causada por la falta de calcificación de un nido de tejido fibroso.
Los fibromas no osificantes suelen diagnosticarse incidentalmente durante la infancia.
Las localizaciones más frecuentes son las metáfisis de los huesos largos.
El tratamiento suele ser innecesario porque la curación se produce espontáneamente a lo largo de varios años. Si se produce una fractura patológica a través de una lesión excepcionalmente grande, es necesario el curetaje y el injerto óseo.
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