Un hueso metacarpiano puede fracturarse en la base, el vástago o el cuello como consecuencia de un golpe directo, una caída sobre la mano o por la fuerza longitudinal transmitida al golpear con el puño cerrado. El quinto metacarpiano es el más comúnmente afectado, a menudo de forma aislada, como en la clásica fractura del cuello del quinto metacarpiano que se observa en los boxeadores.
La principal preocupación es la deformidad rotacional residual, ya que puede hacer imposible cerrar la mano en puño sin que el dedo afectado se superponga a uno de sus vecinos. Puede ser necesaria una osteotomía posterior.
La deformidad angular suele ser menor y, aunque persista, rara vez afecta a la función.
El primer metacarpiano puede romperse en la articulación carpometacarpiana para producir una subluxación por fractura de Bennett.
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