En estas lesiones de flexión-rotación, los ligamentos posteriores están completamente desgarrados. Las apófisis articulares casi siempre están fracturadas y los cuerpos vertebrales también pueden estar dañados. La unión toracolumbar es el sitio más común y la mayoría sufre daños neurológicos en la parte más baja de la médula o en la cauda equina. Estas lesiones son siempre inestables.
El tratamiento inmediato es la tracción pélvica. El tratamiento posterior depende de si hay paraplejia.
Hay dos opciones en las lesiones con paraplejia:
- La tracción se continúa durante 6-8 semanas para lograr la reducción y la inmovilización. A continuación, se permite al paciente levantarse de la cama con un corsé ortopédico. Mientras están inmovilizados en tracción, estos pacientes necesitan considerables cuidados de enfermería para evitar úlceras por presión, lo que implica dar vueltas con frecuencia.
- Operación inmediata para reducir y fijar internamente las fracturas, seguida de movilización y rehabilitación tempranas. El cuidado de estos pacientes es mucho más fácil que el de los tratados de forma conservadora.
En las lesiones sin paraplejia, la médula espinal ha escapado hasta ahora a la lesión. Si las facetas están fracturadas, la reducción suele lograrse mediante tracción en extensión. A continuación, la columna se inmoviliza con una camisa de yeso o mediante fijación interna. Si las facetas no están fracturadas pero sí bloqueadas, se procede a una reducción abierta y fijación interna. Se lleva un corsé ortopédico durante al menos tres meses.
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