Las quemaduras leves suelen curarse por sí solas. El tratamiento tiene como objetivo prevenir la deshidratación y la infección, y debe seguirse de forma ambulatoria:
- irrigar la herida bajo abundante chorro de agua fría hasta que se alivie el dolor
- limpiar con suero fisiológico o un antiséptico
- administrar analgésicos, como dihidrocodeína en adultos o jarabe de trimeprazina en niños
- en general, las ampollas deben dejarse para proteger el epitelio en cicatrización - pero - elimine las ampollas grandes que se hayan roto; aspire las ampollas tensas
- aplicar crema de sulfadiazina de plata - Flamazine - y vendar con una gasa impregnada de parafina no adherente - como Jelonet
- cubrir el apósito con una capa gruesa y absorbente de algodón o una compresa Gamgee y, a continuación, con un vendaje de crepé
- elevar las quemaduras de brazos y manos en cabestrillo
- administrar profilaxis antitetánica y analgesia para llevar a casa
Seguimiento:
- repetir el apósito a los 2 días pero omitir la sulfadiazina de plata
- no retirar el apósito que se haya adherido, de lo contrario se destruirá el epitelio recién formado
- cambiar el apósito cada 5 días
- una vez epitelizada, dejarla expuesta o cubrirla con un apósito seco no adherente
- las quemaduras que no se hayan reepitelizado en un plazo de 14 a 21 días deben considerarse para un injerto de piel
No olvidar la posibilidad de lesión no accidental en un niño, especialmente si las circunstancias son sospechosas:
- retraso en acudir a recibir tratamiento
- quemadura en cara, mano, pie, perineo
- explicación insostenible