El cianuro es tóxico por ingestión, inhalación y contacto con la piel. Está presente en algunos insecticidas, raticidas, abrillantadores de metales, soluciones galvánicas y fumigantes, y se utiliza en diversos procesos metalúrgicos. Los huesos de albaricoque contienen glucósidos cianogénicos que la flora gastrointestinal desdobla para liberar cianuro de hidrógeno.
El cianuro se utiliza ampliamente en la industria química, en los laboratorios y en el procesamiento fotográfico. La combustión de plásticos tiende a liberar cianuro de hidrógeno.
El cianuro inhibe de forma reversible las enzimas oxidantes celulares que contienen hierro férrico, como la citocromo oxidasa. Esto tiene el efecto de desacoplar la fosforilación oxidativa. Como resultado, se produce una serie de características clínicas que se deben principalmente a la hipoxia tisular.
La ingestión de 50 mg de cianuro de hidrógeno, o de 200-500 mg de sus sales, puede ser mortal. La intoxicación se ve favorecida por un estómago vacío y una elevada acidez gástrica. Un estómago lleno puede retrasar los síntomas hasta 4 horas. La inhalación de cianuro de hidrógeno puede producir síntomas en segundos y la muerte en minutos.
La medición de los niveles en sangre tiene poca importancia clínica, pero puede ser de importancia forense. En general, los niveles séricos superiores a 1 mg/litro son mortales. Los fumadores pueden tener niveles incidentales de cianuro en suero de 0,1 mg/litro.
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