Las contracturas cicatriciales suelen producirse tras una quemadura. Son regiones de cicatriz acortadas (contraídas) e hipertróficas. Se desarrollan en cicatrices que cruzan perpendicularmente articulaciones o pliegues cutáneos. Las contracturas cutáneas prolongadas pueden dar lugar secundariamente a tejidos blandos subyacentes, como ligamentos y músculos. Estas últimas pueden ser extremadamente difíciles de tratar, por lo que las contracturas cutáneas activas deben tratarse de forma agresiva.
El tratamiento de las contracturas cicatriciales suele correr a cargo de un equipo multidisciplinar de quemados. Puede implicar tanto entablillado y fisioterapia para mantener un rango adecuado de movimiento de cualquier articulación afectada, como intervenciones quirúrgicas que pueden incluir:
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