El síndrome de nevos displásicos (también conocido como síndrome de lunar atípico (MMA)) se conoce también como síndrome de melanoma hereditario; hace referencia a un grupo de pacientes que parecen heredar una tendencia a desarrollar nevos displásicos. Esta herencia parece seguir un patrón autosómico dominante.
Pueden formarse cientos de nevus tanto en zonas expuestas al sol como en zonas no expuestas, lo que los distingue de los lunares normales.
Los nevus displásicos tienden a ser más grandes que los nevus adquiridos comunes, con diámetros de entre 5 y 10 mm. Suelen tener bordes difusos e indistintos y son multicolores en tonos tostados, marrones, rosas y negros. Los nevus varían de máculas a pápulas rodeadas de un componente macular más claro. La persistencia de un componente macular en un nevo de más de 6 mm es una prueba clara de displasia. El mejor indicador de un cambio maligno precoz puede ser la aparición de una nueva zona de pigmentación negra en un nevo displásico.
Los pacientes tienen un mayor riesgo implícito de desarrollar un melanoma maligno, que puede surgir de un náevus o incluso de piel aparentemente no afectada. En niños con nevus displásicos, se han documentado casos de melanoma a partir de los 10 años de edad.
Existe una mayor incidencia de melanomas malignos múltiples en pacientes con antecedentes familiares positivos y/o nevus displásicos.
En la población general del Reino Unido, las personas con lunares múltiples (síndrome del lunar atípico [SMA]) tienen un mayor riesgo de MM y se cree que esto es genético, probablemente debido a genes de susceptibilidad de baja penetrancia.
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